flickr Xurble…Al final sabía que me iba a tocar a mí y no es que no quiera hablar de ello, pero ustedes comprenderán que un arquitecto en minúsculas como yo, tratar temas tan sesudos…
El problema yo creo que parte de cuando Dios deja de ser la “medida de todas las cosas” y pasa a ser el hombre. Y claro, para ser la medida de todas las cosas primero hay que definir a ese hombre.
¿Alto? ¿Gordo? ¿Feo? ¿Guapo?
¿Y la mujer?
Yo ahí por lo menos he tenido suerte y por eso creo que me encuentro capacitado a hablar de esto porque mido la media española: 1,70. Claro, que era la media en mi época ,porque con las generaciones que han venido después…
Entenderán ustedes que ese hombre debe ser perfecto porque va a ser la referencia del resto de cosas. Le Corbusier le llamó MODULOR.
La idea era encontrar el módulo o la escala perfecta para, a partir de ahí encontrar la ley que definiera la medida para todo lo demás.
La aplicación directa es la ERGONOMÍA. Es decir, si sabemos lo que mide una persona estándar (aquí yo entiendo, la persona que tiene las medidas perfectas) podremos diseñar sillas, muebles, camas y espacios para esa persona con la escala justa.
Claro, aquí LE CORBU se pasó, porque debía estar pensando en los niños de las generaciones futuras, pero muy futuras. El MODULOR en el que pensó medía 1,83 m. La altura al plexo solar (ombligo) era de 1,13 m, o sea que yo le llegaría a la altura del plexo más o menos.
Vamos… ¡Superman!
La medida de las 7 cabezas (siete molleras de altura) para las esculturas griegas, se sustituyeron por una proporción relacionada con el número de oro: una relación constante entre todas las partes de nuestra anatomía. El largo de un dedo es proporcional al del largo del brazo. El largo del brazo, es proporcional al largo del cuerpo... y así sucesivamente…
Y a partir de aquí entraríamos nosotros los arquitectos, pues el resto de cosas debería ser una extensión (proporcionada) de nuestro cuerpo…
¡¡¡Que para eso somos la medida de todas las cosas!!!!
Gorditos y bajitos aparte, la idea era buena y ha tenido aplicación directa.
Lo que pasa es que luego llegaron los modernos, o mejor dicho los post-modernos y tensaron lo de la escala, empezando a des-proporcionar las cosas, creando esas obras y edificios extremos, con el fin de rechazar lo establecido.
Lo que sinceramente no sé es quien es ahora la “medida de todas las cosas”…
El problema yo creo que parte de cuando Dios deja de ser la “medida de todas las cosas” y pasa a ser el hombre. Y claro, para ser la medida de todas las cosas primero hay que definir a ese hombre.
¿Alto? ¿Gordo? ¿Feo? ¿Guapo?
¿Y la mujer?
Yo ahí por lo menos he tenido suerte y por eso creo que me encuentro capacitado a hablar de esto porque mido la media española: 1,70. Claro, que era la media en mi época ,porque con las generaciones que han venido después…
Entenderán ustedes que ese hombre debe ser perfecto porque va a ser la referencia del resto de cosas. Le Corbusier le llamó MODULOR.
La idea era encontrar el módulo o la escala perfecta para, a partir de ahí encontrar la ley que definiera la medida para todo lo demás.
La aplicación directa es la ERGONOMÍA. Es decir, si sabemos lo que mide una persona estándar (aquí yo entiendo, la persona que tiene las medidas perfectas) podremos diseñar sillas, muebles, camas y espacios para esa persona con la escala justa.
Claro, aquí LE CORBU se pasó, porque debía estar pensando en los niños de las generaciones futuras, pero muy futuras. El MODULOR en el que pensó medía 1,83 m. La altura al plexo solar (ombligo) era de 1,13 m, o sea que yo le llegaría a la altura del plexo más o menos.
Vamos… ¡Superman!
La medida de las 7 cabezas (siete molleras de altura) para las esculturas griegas, se sustituyeron por una proporción relacionada con el número de oro: una relación constante entre todas las partes de nuestra anatomía. El largo de un dedo es proporcional al del largo del brazo. El largo del brazo, es proporcional al largo del cuerpo... y así sucesivamente…
Y a partir de aquí entraríamos nosotros los arquitectos, pues el resto de cosas debería ser una extensión (proporcionada) de nuestro cuerpo…
¡¡¡Que para eso somos la medida de todas las cosas!!!!
Gorditos y bajitos aparte, la idea era buena y ha tenido aplicación directa.
Lo que pasa es que luego llegaron los modernos, o mejor dicho los post-modernos y tensaron lo de la escala, empezando a des-proporcionar las cosas, creando esas obras y edificios extremos, con el fin de rechazar lo establecido.
Lo que sinceramente no sé es quien es ahora la “medida de todas las cosas”…
¡Buen post, yo tampoco lo sé, je, je!
ResponderEliminar¿Quién es ahora la medida de todas las cosas?
ResponderEliminarEl dinero y la fama, así nos luce el pelo...
De todas formas y afortunadamente quedan pequeñas aldeas Galas (como ésta) que resistiran ahora y siempre al invasor.